VENTANA ABIERTA: RITA OTERO SERRANO



LA VENTANA ABIERTA
Entrevista a Rita Otero Serrano



Hablar de Rita, es poner en valor el buen estado de forma actual del Grupo Literario OMNIA. Rita lleva relativamente poco tiempo con nosotros -si comparamos con los veteranos del lugar-, pero en este corto espacio de tiempo se ha convertido en un referente para el grupo. Desde aquél primer contacto allá por el verano de 2010 en el que personalmente tuve la oportunidad de conversar con Rita -una persona que transmitía ilusión, disposición para compartir experiencias y una pretendida voluntad generosa de trabajo- intuí que aquello podría ser el comienzo de un grato intercambio personal y poético; como así ha ocurrido en este año largo de camino juntos.


Rita, como miembro actual del grupo OMNIA desde su base en Alcalá de Henares, colabora en todas nuestras actividades habituales (tertulias y taller literario, recitales y galas poéticas, publicación de poemas en la Revista OMNIA, etc.). Estudia 4º de Psicología por la Uned y camina para especializarse en Terapias Narrativas. Ha escrito todo tipo de géneros para quedarse finalmente con la poesía, que es el lugar dónde mejor se encuentra escribiendo. Tiene publicado un poema en el libro Miradas de Nostalgia (2006) y colabora con grupos poéticos de Madrid en diversos recitales -junto a su pareja Pedro, que les acompaña tocando el laúd-. Rita desarrolla desde el año 2003 un proyecto denominado “Taller de Psicoescritura” que imparte en la actualidad en el Distrito VI de Alcalá de Henares. Así como en numerosas ocasiones organiza talleres conjuntos -de duración un fin de semana- junto a otras actividades afines a su “Taller de Psicoescritura”, como son el Yoga, el Psicodrama, los Cuentacuentos…


Especialista en la escritura como terapia, ha impartido conferencias y cursos en la Uned (Universidad Nacional de Educación a Distancia) y en penitenciarías de Méjico y Venezuela. Próximamente va a colaborar con espacios culturales y de introspección en Madrid y Guadalajara. En el futuro le gustaría recopilar las vivencias de todas aquellas personas que han experimentado los beneficios tanto psíquicos como físicos que produce el hábito de la escritura.


Y es precisamente este interesante mundo el que queremos descubrir a través de esta entrevista.


-Rita, para comenzar, después de tus varios años de estudio e investigación sobre lo que la escritura puede aportar al bienestar físico y psíquico de las personas, ¿cómo definirías entonces lo que es la psicoescritura?
Para mí la Psicoescritura es aquel trabajo psicológico que se lleva a cabo a partir del acto de escribir. Es llegar a descubrir aquellos aspectos psicológicos (formas de pensar, de actuar, repercusiones emocionales, formas de sentir…) que nos hacen enfermar y darles un giro en los textos que escribimos.
Anoche estuve viendo una película documental de Louise Hay, autora del libro “Tú puedes sanar tu vida”, y ella insiste en que somos nosotros los que creamos nuestra propia vida. “Lo que crees y piensas es lo que forma tu vida”. Hay que aprender a perdonar, a rechazar lo que no es bueno para nosotros y a atraer todo lo que deseamos, y todo ello para evocarlo en nuestro pensamiento.
Escribirlo es una herramienta potentísima, ya que es algo perdurable que podemos revisar y visualizar cuántas veces necesitemos.


-Y cuéntanos, ¿cómo surgió esta idea en tu cabeza? ¿Qué te hizo lanzarte a investigar sobre este apasionante mundo?
En realidad, esta idea surge tras haber sufrido una depresión y haberla superado en buena parte gracias a tres cuadernos que escribí durante mis dos años de terapia. Hubo una frase que me dijo mi psicóloga y que nunca olvidaré, y fue: “tu pastilla es escribir, por lo tanto no dejes nunca de tomarla”. Por supuesto así lo he hecho y así surgió apuntarme a todo tipo de talleres de escritura (ensayo, escritura creativa, guión, psicoescritura, literatura española, poesía…). Fue en estos talleres donde me di cuenta de que todos escribimos para trabajar aspectos que nos abruman o preocupan. A pesar de ser textos de ficción, el autor plasma aquello que está viviendo intensamente en ese momento y el texto le ayuda a tomar distancia, a optar por un final, un desenlace que es el que él desea y, así, está sembrando la semilla de la planta que él ha elegido para que germine.
A partir de ahí comencé a pedir permiso a mis compañeros para usar sus textos, cuentos o relatos para un taller de escritura terapéutica que ya tenía en mente. En la actualidad tengo aproximadamente 400 cuentos clasificados por temas para trabajar en mis talleres y espero tener muchos más.
Mi primer contacto dando el taller fue en una cárcel de mujeres en Méjico. Allí fui supervisada por la psicóloga penitenciaria y los resultados fueron tan positivos que me animó a comenzar la carrera y a dirigirme a lo que son las terapias narrativas. Hoy en día este campo es prácticamente nuevo en España y me resulta muy difícil conseguir libros con esta temática, pero cada vez consigo más contactos con editoriales argentinas y mejicanas que me envían las novedades que van surgiendo. Y así fue como comenzó esta andadura que deseo sea para toda la vida. Porque me apasiona y porque veo que funciona en muchas personas que se acercan a mí al final de las sesiones y me comentan los descubrimientos que están haciendo en los textos, y cómo eso les ayuda a tomar conciencia de lo que tienen que cambiar en sus vidas.
Básicamente lo que me hizo lanzarme fue mi amor a la escritura y a la psicología, que cambiaron por completo mi vida.


- ¿Qué características por tanto definen a un texto terapéutico?
1)             El tema que uno elije para escribir. Es curioso en mis talleres cómo hay personas que ante ciertos temas la escritura se les hace pesada y difícil, y cómo ante otros son capaces de fluir perfectamente. Ahí ya se está revelando algo de nuestro mundo interior.
2)            En qué persona escribo el texto. En 1ª persona me hago responsable, me culpo, me percibo desde mí mismo. En 2ª persona echo balones fuera, eres tú que en realidad eres mi espejo, pero quiero distanciarte y a la vez distanciarme de eso que me proyectas. En 3ª persona distancio aún más lo que se desarrolla en el texto, lo veo lejano, soy un mero espectador nada implicado.
3)            Es importante prestar atención también a los tiempos verbales. Puede ser quizás algo que ya pasó y lo escribo en presente, o puede ser algo que estoy viviendo en el presente y sin embargo no pertenece a él, o bien es algo que frecuentemente llevo al futuro y jamás acerco al presente. Este tipo de disonancias entre el momento en que suceden las cosas y en qué momento las percibo yo, nos pueden ayudar mucho a saber si no dejamos descansar lo pasado o si no atraemos cosas futuras al presente.
4)            Cómo es mi relación con los demás. No sólo cómo es, si no cómo nos gustaría que fuera. Esta es una reflexión que pocas veces nos paramos a hacer, y escribir sobre ello nos aclara mucho el tipo de conductas y relación que queremos adoptar ante ciertas personas; incluso en esta reflexión escrita podemos valorar las posibles circunstancias que se derivarán de ese contacto. Lo mismo sucede con los entornos físicos dónde vamos a desenvolvernos. Es un ejercicio muy práctico el visualizarte en un nuevo lugar donde vas a mudarte y escribir sobre cómo va a ser tu vida allí y lo que el entorno te va a provocar sentimentalmente y qué emociones va a despertar en ti.


-Y, ¿qué parte crees que juega en un texto narrativo el consciente y el subconsciente de nuestro cerebro?
Es muy curioso cómo muchas veces nos sentamos a escribir habiendo pensando de partida lo que vamos a tratar y, sin embargo, es como si una vez empezado el texto tomara las riendas y nos llevara por un camino que nosotros no hemos elegido conscientemente. Y es ahí cuando yo digo que se produce el milagro, porque se ha hecho consciente aquello que necesitaba salir y lo ha hecho a través del texto.


-¿Dirías que hay un destinatario tipo para llevar a cabo una terapia narrativa?
Es importante que la persona disfrute escribiendo y que tenga una pequeña afición a la escritura, aunque yo me pongo de ejemplo muchas veces; yo jamás había escrito antes de esos tres cuadernos que llené durante mi terapia. Y, hoy en día, no lo dejo por nada del mundo, es lo que me hace sentir bien.


-¿Y qué beneficios se derivan de ese proceso?
El primero es que tomas conciencia de lo que te pasa, de dónde viene, por qué surgió, cómo lo vives... A partir de ahí, comienzas a escribir desde el punto en el que te encuentras y, se le da perspectiva abordando temas de escritura que tratan sobre lo que vas a hacer a partir de ahora, en el presente y en el futuro.
Por lo tanto, en resumen, ayuda a: pensar de forma reflexiva y más lenta, a tomar conciencia, a abordar los temas desde diferentes perspectivas, a distanciarse, a buscar soluciones, a proponerse comenzar con la acción, a sentir y emocionarse, a descargar, a compartir y, en definitiva, a ser más feliz.


-Según tengo entendido, hay actualmente ejemplos muy relevantes que dan fe de las bondades de estas terapias.
Hay numerosas investigaciones de James W. Pennebaker que podéis encontrar en su libro “El arte de confiar en los demás”. En él habla de sus trabajos con familiares de las víctimas del 11S en los que aplica la escritura para trabajar el duelo. Hace poco también leí un libro de Pedro Alcalá, “La mujer que me escucha”, que trata sobre la historia de un hombre que trabaja para sobrellevar la muerte de su hijo y cómo su psicóloga del duelo le anima a escribir este libro sobre el tema que le está abrumando.
Hoy en día son muchos los ejemplos e investigaciones que aportan resultados positivos, tanto físicos como psíquicos, a partir de haber comenzado a escribir sobre emociones y sentimientos internos.


-¿Qué requisitos previos considerarías necesarios antes de ponerse a escribir?
Ninguno, sólo dejarse llevar, fluir en el texto, no prestar ninguna atención ni a la gramática ni a la ortografía. Aquí lo importante es el contenido, las emociones y sentimientos que se vuelcan.


-De tus palabras me viene a la cabeza un precioso verso de nuestra presidenta Puri-Candela que dice algo así como… “cuando escribo es como si la mano se me volviera corazón”. Es precisamente esa actitud la que reivindicas.
Nuestra presidenta Puri no ha podido expresarlo mejor, “deja que la mano que escribe sea tu corazón y sea él el que de verdad escriba”. No pongas racionalidad ni tanta cabeza, sino más emoción. Normalmente ponemos mucha lógica y raciocinio en lo que escribimos, y tenemos que aprender a coordinar esto -que está regido por nuestro hemisferio izquierdo- con las emociones y lo que sentimos -que lo rige el hemisferio derecho-. El aprender a equilibrar los dos hemisferios es como aprender a funcionar con lo mejor de nuestra mente y lo mejor de nuestro corazón.


-Y, una vez que uno se ha lanzado a escribir, ¿qué debe venir después?
Una vez que uno escribe, bajo mi punto de vista sólo ha hecho la mitad del trabajo terapéutico. Hay varios autores que defienden que con la simple escritura es suficiente, pero otros -entre los que me incluyo- hablan de que es importante, tras escribir el texto, compartirlo con personas que no estén implicadas en el tema que se aborda en lo escrito. Yo en mi taller trabajo con la lectura en voz alta de los textos escritos y os puedo asegurar que esto también es una fuente de información para la persona. Hay veces que se quiebra la voz ante un personaje que aparece en el texto o bien un suceso, y eso significa que algo está sucediendo ahí. Además el compartir lo escrito abre la posibilidad de que otros nos hablen de lo que ellos han percibido en él, y esto puede hacernos contrastar ciertas cosas que quizás se nos hayan pasado por alto. Cuando uno está muy metido en un tema es incapaz de mirar con perspectiva, pero uno se descubre en el texto y son los demás los que pueden hacerte ver cosas que tú no ves.


-¿Recomendarías volver a esos escritos, pasado un tiempo?
Volver a leer textos pasados nos ayuda a ver lo que ha cambiado en nosotros, a percibir nuestro crecimiento y desarrollo, a sentir que aquello fue superado y que lo que ahora vivimos también puede ser una fuente de aprendizaje.


-Una vez logrado ese objetivo, tengo entendido que también es muy recomendable abordar el paso de la escritura positiva.
Uno no puede recrearse durante mucho tiempo en las desgracias, traumas o problemas que vive. Tiene que haber una transición, un paso a la escritura positiva, al cómo voy a procurarme las posibles soluciones y a escribir el final feliz que viene tras atravesar el túnel oscuro.
Es un buen ejercicio dar varias soluciones a un problema, y varios finales, para en último lugar elegir un solo final.


-Muy bien Rita, para resumir esta entrevista, ¿cómo definirías por tanto el apasionante mundo de las terapias narrativas?
Es un mundo dónde descubres cosas de ti que no se encuentran a simple vista, por lo que animo a todos a utilizar esta terapia tan fácil y asequible que consiste en tomar un papel y un bolígrafo y dejarse llevar por la escritura.


-Pues muchas gracias Rita por descubrirnos este mundo tan interesante que esperamos los lectores de OMNIA perciban de la misma forma. Seguiremos atentos a tus pasos dentro de esta pasión tuya por la escritura como terapia.
Gracias a ti Raúl por esta entrevista que me ha hecho descubrir también cosas nuevas de las terapias narrativas y de mí, por lo que agradezco esta oportunidad tan bella de poder escribir sobre lo que amo. Ojalá todas las personas que participan de la lectura y escritura de esta revista nuestra que es OMNIA no dejen nunca de escribir con la mano convertida en corazón.


Nada más, me despido de Rita agradeciéndole el tiempo que nos ha dedicado, el cariño que nos profesa desde su pertenencia a OMNIA, y deseando tenerla cerca por mucho tiempo. ¡Mucha suerte Rita con todos los proyectos que tienes en curso!






Raúl Sánchez Plasencia
Grupo Literario Omnia